¿Es posible un cambio de creencias?
Hay algo dentro de cada uno de nosotros que nos intenta proteger; se trata de unos pilares sólidos que hacen que nos sintamos seguros cuando nos aferramos a ellos. Se presentan como unas estructuras firmes, puesto que se sostienen por algo que ha sido auténtico, las experiencias de vida, que al fin y al cabo acaban siendo nuestros referentes.
Al parecer nos alivia tener una guía que nos ayuda a transitar el camino de vida, aunque cada vez que nos apoyamos en nuestros referentes pasados, vamos fortaleciendo unas estructuras basadas en una idea preconcebida de la realidad.

Por eso, cuando aparece precisa de tiempo contigo, necesita expresar el dolor que siente. ¿Pregúntale qué quiere exactamente?
Eso hace que muchas veces juzguemos la realidad basándonos en unas creencias que son inexistentes, ya que estas tan solo sirven para verificar momentos concretos, de modo que en cualquier instante pueden dejar de ser válidas y por tanto quedarse obsoletas en el momento presente. En realidad, es el ego quien se resiste al cambio de nuestro sistema de creencias, debido a que modificarlas supondría derribar las estructuras más resistentes de las cuales forma parte, y en consecuencia establecer una nueva manera de ver el mundo sin tener ningún punto de referencia empírica. Si queremos vivir en total libertad nuestro ego tiene que morir, ya que si no seguirá viviendo una realidad basada en constructos pasados que tan solo enfatizan la mirada al mundo desde una perspectiva de juicios premeditados. En el momento en que nos damos cuenta que nos encontramos delante una seguridad fingida y que permanecemos prisioneros de nuestra propia cárcel, se desvanece el miedo a sentirnos desnudos y desprotegidos frente a la vida, entendiendo que todavía nos queda lo más importante; nos queda sentir. Y es aquí donde aparece la coyuntura de derribar nuestro paradigma establecido, dando lugar a la oportunidad de conectarnos con nuestra parte más profunda, de fusionarnos con nuestro entorno, teniendo la ocasión de fluctuar con la vida y de experimentar y valorar cada acontecimiento por las sensaciones que este nos produce, conformado así la creencia de cada instante concreto sin adoptar posturas inamovibles puesto que todo es cambiante.
PD: Es ésa la soledad, la que también me entiende a mí, la que me viene a buscar cuando quiere pasar más tiempo cerca, la que sé que no me fallará porqué cuando la necesite siempre estará allí.