En psicología se sabe que la ansiedad, el estrés y la preocupación excesivas son componentes nucleares del malestar.
La ansiedad es una respuesta emocional (sentimiento de inquietud y síntomas somáticos de tensión) que acompaña a la anticipación aprensiva de un peligro o desgracia futuros, ya sean internos o externos.
En el trastorno de la ansiedad, la sintomatología ansiosa no depende de la existencia de agentes estresantes, si bien quienes la padecen son más vulnerables a las situaciones de estrés.
La preocupación es una cadena de pensamientos sobre un peligro o desgracia futuros, donde hay incertidumbre sobre los resultados (la amenaza futura es vista como incontrolable) y un sentimiento acompañante de ansiedad. Se ha visto que el ciclo de la preocupación empieza con una frase tipo: ¿Y si… sucede algo malo?, lo cual es seguido por una cadena de pensamientos sobre posibles consecuencias negativas.
En la actualidad, casi todo cuanto nos rodea (trabajo, familia, circunstancias personales) genera grandes dosis de tensión, que producen en el individuo un estado de inquietud y malestar, que en muchos casos desencadena graves dolencias físicas.
Puede haber cierta confusión entre los conceptos de estrés y ansiedad.
El estrés se inicia ante un conjunto de demandas ambientales que recibe el individuo, a las que debe dar una respuesta adecuada poniendo en marcha sus recursos de afrontamiento.
Cuando la demanda del ambiente (laboral, social, etc.) es excesiva en relación con los recursos de afrontamiento que posee el individuo, desarrollará una serie de reacciones adaptativas, de movilización de recursos, que implican activación fisiológica.
A su vez, esta reacción se acompaña de una serie de emociones negativas (desagradables), entre las que destacan la ansiedad, la ira y la depresión.
El estrés suele tener como manifestación la ansiedad, en cuyo caso se trata de una respuesta emocional provocada por un agente desencadenante (denominado agente estresante) interno o externo.
Aunque el estrés produce ansiedad, el individuo que padece ansiedad no necesariamente padece de estrés.
Las respuestas psicológicas al estrés abarcan tres factores: emocional, cognitivo y de comportamiento, que no aparecen en el individuo de forma aislada, sino interrelacionados, ya que todos ellos forman parte del individuo y del ambiente que le rodea, y pueden alterar su salud. Las respuestas más frecuentes son:
– Técnicas cognitivo-conductuales.
– Técnicas integradoras.
– Técnicas metacognitivas.
– Técnicas de regulación emocional.
– Técnicas conductuales basadas en la autoaceptación.
– Técnicas de las terapias de tercera generación.
~ Jeff Foster